Insomnio

Esto me pasa por hablar. En qué hora habré dicho que aunque tome café de noche puedo dormir perfectamente... Entre el café y el frío que hace estoy completamente espabilada.

Ahora, con el comité de crisis ya disuelto, me da por darle vueltas a mis problemas y a los ajenos. Y otra vez a mis problemas. Y ahora quien está en crisis soy yo y ya no hay comité. Y lo único que consigo es encerrarme más y más dentro de mi cascarón, que a este paso se va a volver más duro que una piedra. Hasta que reviente.

Siempre la misma historia. Necesito hablar cuando no puedo, cuando debo hacerlo me callo, cuando me tengo que callar hablo, cuando quiero decir algo no me vienen las palabras y cuando las tengo no hay nada más que decir. Mi querido don de la oportunidad.

Sigo dando vueltas. Las horas van pasando y yo aquí en mi mundo imaginario. Ideas aparentemente inconexas pero que para mí tienen un hilo conductor. Los recuerdos se mezclan con fantasías y suposiciones. Me quedo un rato en mi vida paralela. Todavía no quiero volver a la realidad. Aquí se está más calentito. Pero tengo que volver. ¿Me habré dormido y estaba soñando? ¿O estaba soñando despierta? Da lo mismo, mientras continúe distinguiendo entre sueños y recuerdos no hay problema. Me muevo en el límite de lo onírico sin despegar los pies del suelo.

Me gustaría compartir estos momentos. Dejar que los fantasmas paseen de noche sin importarme lo más mínimo su presencia. En compañía sería más fácil.

Parece que ya no vuelvo tan fácilmente a la realidad. Me estaré durmiendo. No me quiero mover por si acaso. Definitivamente me estoy durmiendo. Ahora hay alguien aquí. Voy a aprovechar y le cuento mis secretos.