Erase una vez, hace mucho tiempo, una princesita. Un día salió de aventura hacia un país lejano y conoció a un joven príncipe derrotado en mil guerras. La princesa animó al príncipe a levantarse de sus cenizas, a reconstruir su reino, a seguir adelante. El príncipe la miró estupefacto sin entender como, en un mundo de guerras, alguien que no conocía le daba aliento para continuar. Su primera reacción fue salir huyendo, pero algo le decía que debía quedarse y escuchar. Entonces la princesa le explicó como, en la tierra de la que ella venía, de tantas batallas que se habían librado, su reino se había desvanecido. Nada quedaba de los preciosos castillos, ni de los verdes prados, ni de los frondosos bosques. Pero las gentes que habían resistido fueron en busca de un nuevo lugar donde construir sus casas. Ahora sabían los errores que habían cometido y eso les ayudaría a evitar nuevas guerras. Ahora eran más sabios y estaban llenos de esperanza. También la princesa estaba buscando un sitio donde levantar su nuevo reino, pero no un reino cualquiera, sino uno que le hiciese sentir que estaba en casa. Un reino cálido, lleno de luz y color. Ahora podían emprender la búsqueda juntos. Pero el joven príncipe nunca había ido más allá de las fronteras de su reino y pensó que si se alejaba se perdería para siempre. Así que se despidieron y la princesa siguió su camino, no sin antes prometer que volvería a visitarle.
9.12.08
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3 comentarios:
Me encanta......
Es sólo el primer capítulo. Se me ha quedado un poco abandonada la historia, pero un día de estos dejo caer la segunda entrega.
Espero impaciente....
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